Ejercicio 5
La Catrina buscaba a Yhindra
lo cual ella temía
por eso detrás de una jaula
siempre se escondia.
No, Huesuda, no me mires
le suplicaba desde su encierro
que no ves que a los pájaros
sólo se los lleva el viento.
A La Catrina no le importaron
sus súplicas, mucho menos su poesía
pues se había enamorado
del saco que Yhindra le presumía.
Ya la elegante huesuda
estrena fino atuendo
y el pájarito enamorado
por fin salió de su encierro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario