viernes, 9 de septiembre de 2011

Carta a Papá

Septiembre, 9.

Mi muy estimado Aurelio:

Recibe aquí, por estas humildes líneas, mi más afectuoso saludo. Te escribo a prisa porque el escritorio público en el que estoy ya casi lo cierran, y la muchachita esta que me atiende es algo lenta. Aunque quién sabe si vayas a saberlo, porque yo no sé leer y ella está haciendo unas muecotas cada que le digo lo que quiero que leas. Ya ves, te hubiera hecho caso cuando dijiste que me enseñabas a leer. En fin.

Pues te anuncio que acá en La Serrana todo sigue igual. La botica, el correo, el kiosco. Hasta Doña Milagros sigue igual, nomás no se muere la condenada vieja. Ya tiene varios días que no llueve, ya nos está preocupando la cosecha. El cielo se nos pone gris pero hasta ahí. Llega el mediodía y el sol nos quema la choya, junto con todo el maiz. Ei, estamos harto preocupados. Luego más ahora que dizque quieren poner un hotel y sabe qué cosas más acá, dizque porque la laguna está rebonita y mucha gente quiere venir a conocerla. ¿Rebonita? Bah, re-seca, no te digo que nomás no nos cae una gotita de agua. Ay, Tláloc, ya mándanos un chubasco. Mira, la muchachita hasta se rió de la cara que hice, pero, te digo, quién sabe si eso lo vaya a escribir.

Me despido, hermano, esperando que todos estén bien. Saludos a la bonita de Tacha, al diablillo de tu hijo y a tu mujer que ya sé que no me quiere. Espero que Jacinta esté mejor de la enfermedad esa que tenía. Ojalá a ti sí te llueva aunque sea un poquito.

Te aprecia,

Tu hermano Ildefonso.

P.D. Dice la muchachita que sí le vas a entender a la carta porque ella estudió para eso.


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